Educar para el país que queremos construir


“De la necesidad de hablarle al educando a la necesidad de hablar con él”

(Séptima carta en Cartas a quien pretende enseñar, P. Freire)


Séptimo grado, año 1996. Debatíamos no recuerdo qué cosa. Yo esa vez sólo escuchaba. De repente, la seño Claudia frenó la conversación, me miró y me preguntó: “¿vos qué opinás?”.

Eso, tan solo eso, me hizo sentir que era importante decir lo que pensaba, me hizo saber que querían escuchar mi opinión.


¿Quién no tiene el recuerdo de una maestra que marcó su vida?


También recuerdo a la seño Silvia, de tercer grado, que cuando nos estábamos por ir nos pedía que elijamos una canción para cantar todes juntes. La recuerdo subida a un pupitre, alentando y gritando las estrofas de la canción de Faivel (Fievel) “allá afuera, bajo la luna gris, alguien que me quiera está pensando en mi”, o el estribillo de Carito, “Carito, suelta tu pena, se hará diamante tu lágrima entre mis cuerdas”.. ¿Elegíamos nosotres esas canciones? ¿ella las sugería? No sé. Solo sé que era un momento que esperábamos, en el que cantábamos canciones que conocíamos y que la seño sabía que nos gustaba. Hoy me siguen resonando tanto, que hasta me emocionan.


La democracia


¿No es acaso esa formación primera, esa que tuve en la escuela, la democracia misma? ¿ El famoso “currículum oculto”?


Sin darnos cuenta, cada docente puede enseñarnos a escuchar opiniones diversas, o a imponer de forma arbitraria. Puede posibilitar la expresión de opiniones, ideas o emociones como una forma de reconocer individualidades y, a la vez, de revalorizar la participación en la vida ciudadana. O puede preferir “que no vuele una mosca”.





Posibilitar la circulación de la palabra en el aula no sólo brinda confianza para tomar decisiones. También da herramientas para argumentar. O enseña que, a veces, es necesario pedir ayuda.


La democracia va más allá de un sistema representativo. La democracia se ejerce cada vez que replicamos en nuestra vida cotidiana esos pequeños gestos que nos formaron a lo largo de nuestra escolaridad. Incluso cuando no hubo clases porque la maestra paró para reclamar un salario más justo.


Es una forma de vivir que, necesariamente, debe aprenderse en la escuela.



5 estrategias para ejercitar la democracia en el aula

¿Qué prácticas se pueden implementar en el aula para ejercitar la democracia?


  1. Recuperar experiencias personales de les alumnes y las migraciones: ¿nacieron en el lugar en que viven? ¿y sus familias? ¿qué motivos los impulsó a migrar? ¿de dónde vienen? Se puede ubicar esos lugares en un mapa, o establecer relaciones entre migraciones de la propia familia y del resto del grupo.

Reconocer la diversidad de orígenes y culturas es fundamental para la construcción de una ciudadanía democrática respetuosa de las diferencias.


  1. Delinear cooperativamente acuerdos para la convivencia. Para hacerlo se puede partir de situaciones conflictivas para conversar y debatir posibles formas de evitarlas, y soluciones. 

De esta forma vamos construyendo nociones tan importantes como la de responsabilidad y justicia.


  1. Leer noticias de relevancia en las que se atente contra la democracia para analizar posturas opuestas y argumentos en disputa. Puede ser por medio de un juego de teatralización en el que cada niñe personifique a determinado actor social.

Es una forma de enseñar que frente a conflictos sociales siempre hay conflictos de intereses, diversidad de grupos y perspectivas. 


  1. Leer testimonios acerca de la última dictadura militar y compararla con el sistema representativo actual, ¿qué diferencias hay? ¿qué derechos son avasallados durante procesos autoritarios o dictatoriales?

También se puede entrevistar a ciudadanos para consultar opiniones acerca del gobierno actual. 

Esta es una forma de constatar que en regímenes democráticos los ciudadanos podemos y debemos expresar nuestras ideas políticas libremente y nadie puede perseguirnos por ello.


  1. Identificar problemáticas ambientales locales y averiguar de qué forma impacta en la vida de las personas, y si hay grupos que se organizan para minimizar sus efectos.

De esta manera enseñamos la importancia de la participación en la vida social y política, más allá del sistema representativo.



Lo pedagógico es político


Las escuelas son el lugar donde aprendemos a socializar, a ser ciudadanos, donde se legitima la vida social. Las escuelas no son lugares neutrales. Tampoco sus docentes lo somos. En las escuelas se debate, se construye, se transforma. O se conserva. Lo pedagógico es político, en tanto se pretende educar a personas críticas, problematizar el conocimiento, dialogar, cuestionar, debatir. También enseñar lo importante que es tener voz y voto y lo indispensable que es entender que la sociedad y la vida en comunidad la hacemos entre todes con nuestras acciones cotidianas.


La democracia… ¿es necesario reivindicarla? Hoy y siempre. Hoy más que nunca. Pero también, es necesario reflexionar acerca de qué tipo de democracia queremos construir. Al respecto, queremos cerrar con una anécdota muy contundente de la psicoanalista Silvia Bleichmar:


“Hace un tiempo pasó algo que me conmovió mucho: una nena se había olvidado la muñeca más querida en la casa de su mejor amiga, una niña de tres años, y esa amiga no pudo dormir en toda la noche pensando que la otra iba a extrañar a la muñeca.

Yo dije: acá tengo un sujeto ético, acá tengo a alguien capaz de empatizar con el sufrimiento de otro, y sentirlo como una responsabilidad propia. Entonces, la crueldad no es solamente el ejercicio malvado sobre el otro, sino que es también la indiferencia ante el sufrimiento del otro. 

Sobre estos principios pienso que nosotros tenemos que educar, si queremos recomponer un país en el cual podamos reconocer lo profundamente afectados que están nuestros jóvenes. Y tenemos que hacerlo de una manera que no sea una propuesta idealista de hacer todos un pacto de llevarnos bien y entendernos, sino de entender los nexos profundos que hay entre una cultura que durante años propuso el "no te metas" mientras se asesinaba al semejante, que se continuó después en un individualismo de "salvarse solo, a costa de lo que sea" convertido en un principio de vida y una cultura como forma de picardía que se convirtió en modelo de ejercicio social. Creo que nosotros tenemos que partir de reconocer el país que construimos para poder educar en el país que queremos construir.”

(Violencia social - Violencia escolar, Bleichmar S.)


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